La Realidad Invisible de un “Niño-Arma” ¿Qué será cuando sea grande?


Pormathiasfoletto- Postado em 18 fevereiro 2013

Autores: 
LASSUS, María Celia

 

 

RESUMEN:

El contenido del artículo tiene que ver con la Justicia de Familia y es un caso de SAP (Síndrome de Alienación Parental), analizando paso a paso el proceso del niño, con todos sus detalles prácticos debidamente ejemplificados; así como paralelamente se va trazando el perfil del progenitor y núcleo alienantes. Proceso y perfiles, que emergen claramente del discurso espontáneo del niño. PALABRAS CLAVES:

Alienación – intencionalidad – indefensión – inteligencia – daño –riesgo – defensas distorsionadas – rituales adultos.

SUMARIO:

Presentación - Análisis por área del testimonio del niño (conductual, lúdico, plástico, gráfico, hablado, defensivo) – Estrategia de abordaje del testimonio hablado - Credibilidad del testimonio (en términos generales y específicos) - Diagnóstico de la situación - Aproximación al perfil familiar - Bosquejo del perfil del progenitor alienador; su evolución, motivaciones y funcionamiento - Grado de daño percibido; probable proyección futura - Grado de riesgo inmediato y mediato – Pronóstico – Conclusiones – Bibliografía.

PRESENTACIÓN

Nacho tiene 6 años y va a la escuela.

Las paredes de la institución sustituyen unas horas cada día a las del hogar. En su interior empieza a socializarse, a explorar la dimensión de la cultura, a enterarse de rituales cívicos, a reconocer símbolos, a identificarse con héroes, a ver otros modelos, a enterarse -en vivo y en directo-de qué es el mundo exterior y cómo moverse en él; descubre su propia intencionalidad y ensaya su capacidad de dirigirla hacia los demás; se entera gradualmente de la relación causa-efecto; su pensamiento dejará de ser “mágico” (por el cual cree que la mirada adulta lo traspasa y conoce, en su sentir y pensar) y ahora será concreto; usará su apellido tanto como su nombre; su yo será nosotros, con el significado de un lugar en el mundo, fuera de la familia.

Como sucede a otros tantos niños, sus padres se han divorciado; así que vive con mamá. No tiene hermanos, pero por suerte tiene abuelos, su tía, su primo…

Vive en las afueras de una ciudad del interior; así que la naturaleza está a su disposición, rodeando su casa algo apartada, impidiendo ese “pared contra pared” de la ciudad, preservando la intimidad familiar.

Podría decirse que su vida es amena; porque también ha ido a algún club de vez en cuando; y hasta a una psicóloga, cuando una maestra se quejó de que es inquieto y que a veces pega…aunque es el centro de la rutina diaria, de la vida familiar; incluso mamá trabaja en casa para estar tranquila de que todo se encamina bien.-Todos lo saben, todos lo ven.

Papá, empero, está preocupado, porque lo ve cada vez menos y lo nota progresivamente angustiado, que se sobresalta con facilidad, (por ejemplo: estando el niño desvestido en el baño, si le habla; se sobresalta y se cubre los genitales); que desde hace tiempo le observa cada tanto moretones que considera llamativos –sobre todo en la parte de atrás de las piernas y alguna vez en la cara– y que al preguntarle, se pone muy nervioso y sólo dice “me caí”,no siendo posible que recuerde donde cayó o qué estaba haciendo. Que desde hace dos años es más frecuente este suceso, así como la progresiva tristeza de su hijo. Que ha intentado por las vías correctas -(judiciales)- aumentar la frecuencia de contacto con él, llegando incluso a obtener lo solicitado (dos noches a dormir, coincidentes con los días ya fijados); pero un recurso de apelación materno habría primado, evitándolo.

Dice saber que Nacho está en terapia, pero no tener noticia alguna de diagnóstico, ni contacto profesional de ningún tipo, que hiciera posible alguna orientación de cómo manejarse con él y sus cambios de ánimo, en forma efectiva.

Informa que viviendo y trabajando él en la capital del país, es que conoce a la madre de su hijo; se casan y van a vivir al interior, próximos a su familia política, porque la señora no deseaba alejarse de su núcleo original.

Según su relato, nacido Nacho, se fueron generando discusiones en la pareja porque la esposa pasaría más tiempo en casa de sus padres que en el domicilio propio; derivando esto en que ella se habría retirado del hogar común con el niño (de11 meses), dejándole una nota, e instalándose en el hogar paterno, donde aún viven los dos (madre-niño).

A partir de entonces la señora –siempre según su aporte– dificultaría que se trataran padre e hijo, llegando incluso en alguna oportunidad, a impedir el encuentro por varios meses.

Mamá no dirá nada, ya que no acepta concurrir, aclarando que “no es porque haya algo que ocultar”. Esta elección es su derecho; pero también es su obligación saber a dónde, con quién, para qué, es llevado su hijo; sobre todo considerando que Nacho no puede elegir; debe ir adonde se decida, quiera o no.

Lo que sí quiere este niño –durante su evaluación– es “que papá se quede”; lo que facilita elaborar la estrategia de abordaje para esta situación en particular. Es bueno que papá esté porque:

1. su presencia durante las entrevistas permite que haya un adulto referente aceptado por el niño (tan pequeño); es decir, que no le inspire temor, sino confianza y seguridad –No lo habilita para estar presente, ser el progenitor consultante; sino la evaluación técnica realizada en su entrevista personal previa, que no arroja indicadores violentos; así como el pedido expreso de Nacho.
2. la influencia de una presencia vivida como protectora, hace que el niño se sienta más tranquilo frente al adulto extraño, con mejor rendimiento en menos tiempo, lo que le supone menos sufrimiento.
3. la importancia de que el adulto escuche directamente de su hijo, lo que dice, cómo lo dice, qué palabras emplea, qué emociones exterioriza- (y no que un adulto extraño le diga en la puerta: “el nene dijo que...”).

Estar presente le permite entonces a ese adulto/a: ubicarse en la realidad del hijo y en la visión que éste tiene de la misma; entender lo que le pasa; creerle; procesar gradualmente el impacto que pueda causarle la información; tener cada vez más claro, qué debe hacerse, qué está dispuesto a hacer, qué asesoramiento va a necesitar; qué dudas y preguntas-fuera de la entrevista-hacer al técnico; cómo manejar su relación con su hijo de ahora en más.

Este abordaje permite al técnico recibir la información absolutamente desde el niño. -condición sine qua nom para estar presente: el adulto ubicado a prudente distancia, no intervendrá ni siquiera gestualmente, oiga lo que oiga-sólo si se le pregunta en forma directa y no tendrá el niño contacto visual con la persona. -no interrogará después sobre lo trabajado, ni sugerirá información; sólo escucharlo, para no interferir en el curso natural del trabajo.

El proceso que vimos hace el adulto durante estas entrevistas, lo hace el niño también: se siente escuchado, creído, entendido, encuentra las palabras para “explicarle” aunque esté hablando al técnico...con todo el beneficio que esto tiene.

Nacho: es un niño lúcido, de aspecto saludable, con desarrollo físico y del lenguaje acordes a su edad; con buen nivel intelectual -incluso superior al esperado; sin trastornos del pensamiento o la conciencia; que logra establecer buena relación con el adulto; pero que manifiesta estar asustado porque “mamá puede saber que estoy aquí, sin el permiso de ella.”

La estrategia de abordaje ha sido explicada y fundamentada; las técnicas empleadas: entrevistas (fueron 6 en total); abiertas-semiabiertas y dirigidas, según su dificultad para expresarse o su necesidad explicitada:”pregúntame”...”ayúdame”; juego; dibujo libre y solicitado (con consignas); modelado; muñecos; diálogo.

ANÁLISIS DEL TESTIMONIO:

Expondremos en forma breve y esquemática, aquellos aspectos que ya muestran –antes de que el niño hable– si algo no está bien y en qué área. Los más llamativos que se apreciaron en cada forma de expresión, para luego ver si el testimonio hablado dio una explicación coherente a lo observado.

TESTIMONIO CONDUCTUAL:

En contraste con el desarrollo intelectual que se manifiesta claramente, la quietud de su cuerpo, lo mínimo de su gestualidad, lo reducido del espacio físico que emplea- (disponiendo del necesario y más aún, en la superficie de la mesa), en un niño que no está enfermo ni tiene limitaciones motrices, el cuerpo se presenta como área de conflicto.

- Ante una consigna debe cambiar de lugar: pide permiso para levantarse de la silla.
- Se interesa por objetos en un estante de la biblioteca -invitado a jugar con ellos, de pie frente al estante, los moviliza estrictamente en la franja (entre libros y borde) que originalmente ocupan. Invitado a retirarlos del estante dice “hay espacio aquí”.

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