Abuso Sexual Infantil - Madres Protectoras


Porjeanmattos- Postado em 09 outubro 2012

Autores: 
KEEBLE, Pam

Reconocimientos

Este trabajo fue escrito por Pam Keeble, Protective Services Branch, bajo la supervisión de Gabrielle Burke y Jo Pollett. Se reconocen y agradecen los comentarios del Protective Services Training Team.



Prólogo

La revisión de la literatura sobre madres protectoras en la última década refleja un cambio significativo en la forma en que los profesionales han visualizado su rol en el contexto del abuso sexual infantil.

Este trabajo ha sido escrito para resumir la investigación y los conceptos teóricos recientes, y plantea implicancias para el trabajo en protección infantil. Se destaca el vínculo fundamental entre la rehabilitación de las víctimas de abuso sexual infantil y el apoyo de las madres protectoras. Este artículo tiene la intención de estimular la discusión y alentar el desarrollo de estrategias en quienes trabajan en la protección, y apunta a mejorar la relación entre el niño/a y la madre protectora.

Nota:

i) En el texto de este trabajo se utilizará el término madre protectora. Se reconoce que el padre protector será generalmente la madre y por lo tanto se adoptarán los pronombres que indican género femenino (ej. ella).



ii) Donde la discusión extraída directamente de la literatura utiliza el término madre, éste será repetido en este trabajo para reflejar las afirmaciones de los autores tan fielmente como sea posible.







Introducción

El foco de la intervención protectora es la protección y rehabilitación de los/as niños/as que fueron abusados/as y que no están adecuadamente protegidos/as. ¿Por qué entonces un trabajo sobre madres protectoras?

Muchas de las teorías sobre las causas y los efectos del abuso sexual se han enfocado sobre la culpabilidad o connivencia de la madre de la víctima por permitir que el abuso suceda. La literatura estuvo llena de ejemplos de las formas en que las madres consciente o inconscientemente alientan las relaciones incestuosas entre el padre y el/la niño/a, o, por lo menos, fallan para interceder una vez que se han enterado de la actividad sexual.

Autores y estudios de investigación más recientes desafían el rol previamente adscripto a la madre protectora como connivente con el abuso, y cuestionan la aplicabilidad de la visión estereotipada que se ha desarrollado en la literatura.

A medida que sabemos más sobre el abuso sexual infantil y su impacto, se hace evidente que el apoyo de la madre protectora juega un rol crucial en la rehabilitación del/la niño/a víctima. Kieran O’Hagan, una trabajadora social inglesa, cree que ‘el mayor riesgo (para los que trabajan en protección) es cómo conseguir que la madre protectora se ponga del lado del niño/a abusado/a. Ese tiene que ser el camino a seguir’ (Goddard 1990).

Conte (16) nos recuerda examinar las necesidades de los miembros de la familia en esta época de crisis, y afirma que ‘lamentablemente para muchos/as niños/as víctimas, las actitudes y creencias profesionales sobre la familia y otros aspectos del ambiente social y del abuso sexual están basados en las nociones tempranas sobre el ‘incesto familiar’, donde se creía que las madres se aliaban con los padres y que las hijas incestuadas jugaban un rol en su propio abuso’.

El afirma que percibimos con frecuencia que las/os profesionales fallan en reconocer que para las familias tener un/a niño/a abusado/a sexualmente es un trauma mayor. Muchos profesionales visualizan a las familias como negligentes o narcisistas cuando éstas actúan bajo el shock, con ambivalencia y aún con tendencia a enfocarse en su propio dolor. Tales visiones y un enojo frecuente hacia los padres que no responden a lo que algunas/os profesionales consideran como formas lo bastante centradas en los/as niños/as a partir de la revelación del abuso, dan como resultado esfuerzos insuficientes para llegar a las familias.

El propósito de este trabajo es brindar a las/os que trabajan en la protección una visión general de los hallazgos de la investigación y la práctica clínica con las madres protectoras. Esto ayudará a los operadores a:

• Reconocer la importancia de las oportunidades que se vayan desarrollando para influir positivamente en el apoyo de las madres protectoras a su hijo/a sexualmente abusado/a.

• Desarrollar una consciencia acerca de cómo las actitudes, supuestos y estrategias de intervención de los que trabajan en la protección pueden influir la respuesta de una madre protectora ante la revelación del abuso sexual infantil, y por tanto influir el carácter de la relación entre la madre protectora y su hijo/a.

• Maximizar las oportunidades que mejorarán la recuperación de los/as niños/as víctimas.

• Maximizar las oportunidades de obtener información de la madre protectora respecto del/la niño/a y la familia a los fines de la evaluación.

• Desarrollar consciencia de la necesidad de mantener una mente abierta al evaluar la capacidad de la madre protectora para proteger, al mismo tiempo que asegurar la puesta a salvo del/la niño/a como prioridad de la intervención.

La relación entre el apoyo de la madre protectora y la rehabilitación del/la niño/a.

La fortaleza y sustentación de la relación entre la madre protectora y su/s hijos/as sexualmente abusados/as ha sido observada por muchos investigadores como un elemento importante en la recuperación del/la niño/a del impacto del abuso.

Erooga y Masson (1) afirman que los estudios (Everson [5], Hunter[6], Pellegrin [12]) muestran que las víctimas que son creídas y apoyadas por sus familias tienden a experimentar menores repercusiones psicológicas del abuso.

Everson (4) señala que la literatura teórica y clínica sugiere sistemáticamente que el apoyo materno es crucial para disminuir los efectos dañinos del incesto paterno.

El estudio de Everson (4) halló que el nivel del apoyo materno era más importante que la naturaleza y prolongación en el tiempo del abuso o de la relación de los ofensores con el/la niño/a, para predecir su bienestar psicológico inicial.

Hewitt y Barnard (4), en la práctica clínica, informaron sobre el rol central que tiene la madre protectora en determinar la adaptación del/la niño/a y en asegurar su protección presente. Mejorar esta relación, que con frecuencia está caracterizada inicialmente por hostilidad y distancia emocional, se transformó en un foco de su trabajo.

Sirles y Frankes (7) señalan en su estudio que la creencia de la madre protectora en su hijo/a puede ser vista como una fortaleza desde la cual ayudarla a construir la protección para él/ella en el futuro. Esa creencia, por más frágil que sea, debería ser apoyada.

En un estudio que buscó identificar factores asociados con la variación en los efectos del abuso sexual en los/as niños/as, Conte, Berliner y Schuerman (16) hallaron que las variables más significativas en la comprensión del impacto del abuso sexual en el funcionamiento de un/a niño/a, tanto inicialmente como en el seguimiento fueron:

• La relación del/la niño/a con los adultos y hermanos/as que lo/a apoyan.

• El funcionamiento de la familia y su contexto social, es decir, seguridad del ingreso económico, vivienda, salud y bienestar general, etc..

Cuanto más fuertes y saludables son estas variables menor es el impacto del abuso sexual. Conte et al (6) afirman que ‘esto no es para nada sorprendente dada la importancia de la familia en el desarrollo del/la niño/a y el rol que la misma y otros aspectos del ambiente pueden tener en ayudar a un/a niño/a a recuperarse de experiencias dolorosas’.

La información del Family Crisis Program del Tufts New England Medical Centre, aportada por Salt et al (14) puso un énfasis ligeramente diferente en la respuesta materna al abuso sexual, con relación al impacto sobre la rehabilitación del niño/a. Sus hallazgos indicaron que las respuestas positivas por parte de la madre no estaban relacionadas sistemáticamente con el monto de angustia que el/la niño/a experimentó, o sea, la expresión de preocupación de la madre sobre su hijo/a y su habilidad para accionar a fin de protegerlo/a no necesariamente lo/a protegen de las consecuencias psicológicas dañinas del abuso sexual. Sin embargo, cuando una madre expresó enojo hacia el/la niño/a victimizado/a y lo/a castigó por revelar el abuso, éste/a tiene más probabilidad de manifestar una perturbación de conducta mayor. Más aún, se asoció una reacción de enojo por parte de la madre con una más baja auto estima en el/la niño/a. Como destacan los/as autores/as, es posible argumentar que parte de este enojo pueda preceder a la revelación del abuso.

Los/as autores/as sí concluyeron que es claro que un niño/a que es culpado/a o castigado/a por la madre protectora por revelar el abuso sexual tenga más probabilidades de manifestar problemas emocionales más severos que aquél/lla que no lo es.

Implicancias

• Dado que se ha demostrado que la naturaleza de la relación entre la madre protectora y el niño/a es importante para su protección futura y su adaptación psicológica, los que trabajan en la protección deberían asegurar que:

 Una intervención inmediata apunte a dar apoyo a las madres protectoras y las ayude a creer, empatizar con y ofrecer protección y apoyo emocional consecuente a sus hijos/as. Esta puede ser una de las maneras más efectivas de reducir el estrés y la inestabilidad que experimentan muchos/as niños/as luego de la revelación del incesto, y mejorará la recuperación.

 Que la intervención sea planeada de tal modo que mejore aún la más frágil relación entre el/la niño/a víctima y la madre protectora. Pueden adoptarse variadas estrategias y técnicas que ayudarán a esto. (Ver la sección titulada Comprometer a la madre protectora)



El mito de ‘la madre connivente/cómplice’

Desarrollo del estereotipo.

Mucha de la literatura sobre familias incestuosas se ha enfocado sobre los defectos en la madre. En el pasado muchos escritores retrataron a la madre como connivente y responsable ampliamente por el abuso.

Salt et al (14) presentan una visión general de la investigación previa en este campo y concluyen afirmando que ‘la imagen de las madres de víctimas de incesto presentadas en la literatura clínica desde los ’50 hasta el presente, es increíblemente concordante y uniformemente negativa’.

Hay muy poco en la literatura que sugiera que las madres responden asertiva y empáticamente a sus hijos/as sexualmente abusados/as. Típica de las visiones contenidas en los informes de investigación citados por Salt et al (14) es una afirmación de Kempe, quien, en 1978, concluyó que ‘en general, las historias de madres cuya sorpresa no pudo ser mayor pueden ser descartadas: sencillamente no hemos visto una madre inocente en los casos de incesto de larga data’.

Desmentir/refutar el mito

Visiones más recientes se corrieron de la imagen estereotípica de la ‘madre connivente’; se refieren a la madre protectora de un modo más comprensivo como ‘impotente en su rol’ y ubican claramente en el ofensor la responsabilidad por el abuso.

• Erooga y Masson (1) comentan que, mientras las madres pueden tener relaciones al menos ambivalentes con sus hijos/as abusados/as, no son ellas sino los perpetradores de los actos abusivos los responsables por lo que les pasó a sus hijos/as. Erooga y Masson (1) citan a Ward, quien plantea esto más francamente –‘aún cuando la hija sienta que su madre la rechaza, ni ella ni la madre le piden al padre que la abuse sexualmente’.

• Finkelhor (2) señala que las circunstancias del incesto padre-hija no justifican hacer a las madres moralmente responsables por él. Promueve la idea de que las madres que se encuentran en situaciones incestuosas son víctimas ellas mismas, atrapadas con frecuencia en un rol opresivo. La explicación de Finkelhor para la negación de las madres de que ha ocurrido el incesto es que, para muchas, el dilema que enfrentan una vez que toman consciencia de él es enorme y la negación puede ser la única manera de hacerle frente.

• Herman (11) describe a las madres protectoras como víctimas pasivas de una sociedad patriarcal, incapaces de protegerse a sí mismas y a sus hijos/as.

• De un modo similar, Hewitt y Barnard (3), al informar sobre un grupo de trabajo con madres de niños/as incestuosamente abusados/as, vieron a aquellas mujeres que no habían intervenido eficazmente para evitar que su marido cometiera incesto como impotentes para lograr un cambio en la situación.

Hacia una mejor comprensión de las madres protectoras.

Los hallazgos del Family Crisis Program (14) sugieren que las respuestas de las madres protectoras al abuso sexual de su hijo/a y sus propias características psicológicas son mucho más variadas que lo que habían indicado los informes previos. Se diseñó una evaluación sistemática para evaluar hasta qué punto una muestra de madres encajaba con el patrón estereotípico. Los hallazgos generales desafían la universalidad de la imagen de las madres como cómplices dispuestas a acompañar el incesto u otros tipos de abuso sexual.

Implicancias

• En vista de la investigación llevada a cabo durante los ’80 (Ward 1985, Dietz y Craft 1980) que demostró que muchos de los que trabajan en la protección mantenían creencias estereotipadas sobre la madre protectora, es importante que estos operadores estén conscientes de sus propios valores y actitudes hacia las madres protectoras, particularmente con relación a las visiones sobre connivencia.

• Las actitudes de los operadores que trabajan en la protección basadas en una creencia subyacente que hace a las madres protectoras responsables por el abuso sexual de su hijo/a, puede conducir a intervenciones inapropiadas y aún dañinas. Madres protectoras que muestran la más ligera tendencia a rechazar las acusaciones puede ser señaladas como conniventes. En algunos casos los/as niños/as pueden ser removidos precipitadamente de su cuidado.

• El rol de la madre protectora en una familia en la que un/a niño/a ha sido sexualmente abusado/a necesita ser evaluado sobre la base de las dinámicas y características de esa familia particular – las nociones preconcebidas no deberían influir en las evaluaciones.

• Es necesario llevar a cabo una profunda evaluación de la capacidad de las madres protectoras para trabajar a través del trauma de descubrir que su hijo/a ha sido sexualmente abusado/a. Sólo entonces es posible emitir juicios sobre si una madre podrá brindar a su hijo/a el apoyo y protección suficientes para evitar que suceda cualquier abuso sexual en el futuro. (Ver temas de evaluación)



Respuestas de las madres protectoras a la revelación del abuso sexual por parte de su hijo/a.

El carácter de las respuestas de las madres protectoras

Varios estudios (Everson 1985, Adams Tucker 1982, Faller, 1984, GomezShwartz et al. 1990 [14]), informaron hallazgos similares al examinar las respuestas de las madres protectoras frente a las revelaciones de abuso sexual de sus hijos/as. De modo amplio, las respuestas pueden ser categorizadas como sigue:

• Una respuesta protectora

Algunas responderán decididamente y sin ambivalencia para proteger a sus hijos/as. Estas madres dirigirán su enojo hacia el ofensor, y de ningún modo culparán al/la niño/a por el abuso. Es probable que tomen acciones protectoras sin ser presionadas por las autoridades.

• Una respuesta que refleja un conflicto de rol

Estas madres protectoras experimentan un conflicto de diverso grado en sus lealtades tanto a su hijo/a como a su marido. Con frecuencia, este grupo tendrá dificultad para llevar a cabo una acción suficientemente fuerte para proteger a la víctima sin la intervención de los servicios de protección. Algunas pueden llegar a enojarse con el/la niño/a, mientras que otras pueden ofrecer al menos un apoyo ambivalente al/la niño/a.

• Abrumada. Negando el abuso o su significación 

Este grupo estará casi inmovilizado por la revelación del abuso. Pueden negar su ocurrencia o significancia y solamente mostrar una moderada preocupación por su hijo/a.

• Rechazo y no protección

Las respuestas de este grupo son generalmente de rechazo al/la hijo/a, poniéndose del lado de su pareja y no accionando para proteger a su hijo/a.

Erooga y Masson (1) reflejan los hallazgos de estos/as autores/as resaltando la diversidad que existe en las respuestas de las madres protectoras y alentando a los/as profesionales a no suponer una respuesta probable o un estereotipo fijo.

Al discutir los hallazgos del Family Crisis Program Study, Salt et al (14) confirmaron la diversidad de las respuestas de las madres protectoras y también indicaron que sus respuestas en una situación de incesto no parecen diferir marcadamente de las respuestas de las madres protectoras en los casos de abuso sexual no incestuoso.

Laing y Kamsler (17) resaltan la confusión de rol que la madre protectora experimentará con frecuencia. ‘Puede verse a sí misma como inadecuada o culparse por su fracaso en ser una madre lo suficientemente buena como para proteger a su hijo/a. También puede sentir mucho temor de que el apoyo total a su hijo/a la lleve a perder tanto su seguridad futura como su relación con el ofensor. Puede experimentar un dilema de lealtad sobre a quién apoyar y puede sentirse abrumada por la confusión acerca de qué acción tomar’.

Laing y Kamsler (17) también plantean el tema del rol del ofensor en influir sobre la respuesta de la madre protectora a la revelación del abuso sexual. En este momento la madre protectora estará extremadamente vulnerable a las tácticas del ofensor intentando mantener la pantalla del secreto. El ofensor puede estar negando la agresión e intervenir de formas que lleven a la madre a descreer de su hijo/a, o, si le cree, a pensar que el niño/a alentó el contacto sexual con él. El puede decir cosas como: ‘Ella me llevó a hacerlo, ¿qué podía hacer yo?’ ‘No me dejaba solo’. ‘¿Por qué se quedaba hasta tarde mirando TV conmigo si no le gustaba?’

La madre puede no ser consciente de las formas en que el/la niño/a ha sido entrenado/a para mantener el secreto de lo que ocurrió. El ofensor utiliza estas estratagemas para asegurarse de que su conducta permanece en secreto, crea la división y la desconfianza entre su/s víctima/s y la madre de esta/s.

Debido al secreto que rodea al abuso sexual y a la negación/minimización de los ofensores, la madre y el/la niño/a pueden no ser conscientes de hasta qué punto contribuye el ofensor a sus propias experiencias y reacciones, y a las dificultades en su relación. Mientras el rol de los ofensores es ampliamente invisible, la madre y el/la niño/a experimentarán con frecuencia una culpa perjudicial y se recriminarán en sus interacciones mutuas.

El proceso de la respuesta de una madre protectora

Varios escritores (Salt [14], Erooga y Masson[1]) comparan las respuestas de las madres protectoras a la revelación del abuso sexual con el proceso de duelo en el que, antes de que pueda ser aceptada la realidad traumatizante, hay un pasaje desde la negación a través del enojo y la depresión.

• Con frecuencia la reacción inicial es el shock y la negación. Esto puede ser momentáneo para algunas, mientras que otras se negarán a creer que el abuso pueda haber tenido lugar. Las madres protectoras que continúan negando pueden necesitar una considerable intervención terapéutica antes de aceptar las denuncias de sus hijos/as. Algunas madres pueden llegar a no reconocer nunca el abuso sexual, y resisten todos los esfuerzos para incluirlas en un tratamiento.

• Una vez que la realidad es aceptada, con frecuencia las madres experimentan un período de culpa y auto reproche. Muchas se recriminan por no haber visto las señales de que el abuso estaba ocurriendo o por no haber accionado cuando sospecharon por primera vez que algo estaba pasando.

• A medida que las madres protectoras observan las pérdidas y quiebre en sus vidas, puede aparecer enojo hacia el ofensor, y depresión.

• Finalmente, la aceptación de que el abuso sexual tuvo lugar permite a la madre comenzar a trabajar hacia la restauración del equilibrio dentro de la unidad familiar.

No todas las madres protectoras pueden completar el proceso. Algunas nunca atraviesan su negación. Para otras su propia depresión puede significar que no puedan ayudar a sus hijos/as.

Implicancias

• Se puede esperar una variedad de reacciones posibles por parte de las madres protectoras.

• Los operadores deberán abordar cada situación con una mente abierta que apunte a identificar el carácter de la reacción. Esto ayudará a una comprensión más efectiva de la madre protectora y facilitará el proceso de involucración.

• Durante este tiempo es importante reconocer la crisis que precipita la revelación del abuso sexual infantil para la madre protectora, y alentarla a aceptar apoyo en el trabajo hacia la construcción de una relación positiva entre ella y el/la niño/a víctima.

• Las reacciones iniciales y la respuesta de una madre protectora a la revelación del abuso sexual infantil no predice necesariamente su capacidad eventual para llevar a cabo acciones que protejan a sus hijos/as. Reconocer la respuesta de una madre protectora como un proceso en evolución similar al del duelo más que aceptar la respuesta inicial como la respuesta, puede dar lugar a que se desarrolle una relación más positiva y contenedora entre el/la niño/a y ella. Se puede requerir la intervención terapéutica para ayudar a algunas madres protectoras.

• Los operadores tienen un rol fundamental en educar a la madre protectora, prepararla para lo que pueda sentir y ayudarla a reconocer su propio potencial para actuar en la protección de su hijo/a.



Estrategias y temas de la práctica

La bibliografía citada hasta aquí estuvo enfocada en los hallazgos de investigación y en conceptos teóricos. Sin embargo, varios/as autores/as presentan ideas y estrategias relacionadas más específicamente con la práctica. La siguiente sección está por lo tanto más orientada a la práctica, con sugerencias específicas referidas a estrategias.

Comprometer a la madre protectora

Dada la importancia del apoyo de la madre protectora para la recuperación del niño/a, comprometerla, siempre que sea posible, es fundamental. Diversos factores impactan sobre el proceso de compromiso y pueden considerarse varias estrategias como opciones para ampliarlo.

La actitud de los operadores hacia las madres protectoras

Como se señaló previamente, los estudios demuestran que la forma en que los operadores ven a la madre protectora puede influir en el modo en que ésta responde a la revelación del abuso sexual de su hijo/a. Así como las actitudes negativas pueden ser recogidas por la madre protectora, por ej. madre culpable, madre connivente, etc., y con frecuencia hacer que se sienta culpada en algún punto por el abuso, así también lo serán las actitudes sensibles y contenedoras, que facilitarán el proceso de compromiso.

Las estrategias que pueden influir positivamente sobre la madre protectora en la fase de involucración incluyen:

 Considerarla como a una persona traumatizada en crisis.

 Al comunicarse con ella (verbalmente o no) ser consciente de que puede ser vulnerable a sentimientos de censura y culpabilidad. Mantener una mente objetiva y abierta al evaluar y trabajar con una madre protectora ayudará a evitar interpretaciones por parte de ésta de que es culpada o considerada de algún modo responsable por el abuso.

 Permanecer consciente en cada caso de las actitudes personales hacia ella, y asegurar que los mitos y estereotipos de la bibliografía inicial no están guiando la evaluación de los operadores y no se están propagando.



Cuándo involucrar a la madre protectora

Oates (10) hace varias observaciones desde su experiencia clínica en el trabajo con madres protectoras que son útiles para que los operadores las tomen en cuenta cuando planifican las investigaciones del abuso sexual infantil.

Opciones:

• Entrevistar al/la niño/a antes de hacer contacto con la madre protectora.

• Entrevistar inicialmente a la presunta madre protectora.

• Hacer contacto con la presunta madre protectora inicialmente, informarla del abuso reportado, de que el/la niño/a será entrevistado/a, invitarla si cabe a estar disponible para apoyar al/la niño/a luego de la entrevista.

Ventajas de una temprana involucración de la madre protectora:

• Oates (10) considera que un proceso que incluye a la madre protectora en las etapas iniciales de la investigación puede ayudarla a aceptar los hechos y la realidad del abuso. Hacer contacto después de la recolección inicial del hecho, y de la entrevista al/la niño/a puede empañar este proceso.

• Cuando la madre protectora cree en el/la niño/a, se ha resaltado el impacto positivo sobre su rehabilitación y protección, al menos en evitar que el/la niña/o víctima sea culpado/a o castigado/a por el abuso con la consecuente angustia psicológica que resulta de ello.

Desventajas:

• El compromiso temprano, particularmente cuando los indicadores al momento de la notificación son poco claros provocan en la madre protectora una crisis innecesaria.

• La policía puede considerar inapropiado, desde un punto de vista probatorio, la temprana involucración de la madre protectora. Esto necesitará ser negociado con la policía sobre una base específica del caso.

El tema de cuándo involucrar a la madre protectora requiere una consideración cuidadosa.

Se plantean muchos argumentos para no hacer contacto inicialmente con la madre protectora – ‘¿cómo sabemos que ella lo es?’, ‘nos acusarán de contaminar la evidencia’, ‘¿qué pasa si ella se molesta y se enoja?’, ‘no podemos permitir que su hijo/a la vea en ese estado’, etc..

Todos estos son desafíos legítimos para enfrentar; sin embargo, hacer el contacto inicial con la madre protectora puede dar como resultado comprometerla más y dar lugar o mejorar una relación de apoyo con su hijo/a, ayudando de ese modo en la recuperación del/la niño/a víctima.

Debe reconocerse que:

 Casi sin excepción la madre protectora estará en crisis, molesta, posiblemente traumatizada por esta entrevista, aún cuando supiese del abuso. Esto no significa que, con tiempo y apoyo, no pueda sostener y proteger a su hija.

 Una madre protectora puede requerir un operador separado para ayudarla a enfrentar su respuesta emocional mientras el/la niño/a está siendo entrevistado/a.

O’Hagan (18) cree que una madre protectora que es contactada antes de entrevistar al/la niño/a se mueve tiene más probabilidades de moverse hacia una posición de apoyo y protección de éste/a que una que es contactada después. Sentirse excluida puede crear inmediatamente en ella una reacción negativa hacia la intervención y alienarla desde el comienzo. La exclusión en esta etapa inicial puede resultar en que la madre protectora crea que aquellos que intervienen la asocian de algún modo con el abuso y en que la probabilidad de rechazar a la niña sea mucho más alta.

La manera más apropiada de comprometer a la madre protectora en el proceso de revelación.

Oates (10) sugiere que se ayudará a una madre protectora a creer que el abuso sexual tuvo lugar si ella presencia la revelación de su hija.

Opciones:

• La madre protectora presencia las entrevistas detrás de un espejo unidireccional.

• Si ello no es posible, luego de las entrevistas de revelación tiene lugar un encuentro para ponerla al tanto, en el que el entrevistador repite brevemente lo que dijo la niña.

Oates (10) sugiere que si las madres protectoras están esperando en otro cuarto necesitarán ellas mismas un/a profesional que las ayude a lidiar con sus propias emociones.

• Involucrar directamente en las entrevistas a la madre protectora.

Oates (10) advierte que aún las madres sinceramente protectoras pueden alterarse mucho durante las entrevistas de revelación. Su ansiedad, la tensión y el disgusto pueden inducir al/la niño/a a una negación falsa. Si se duda de la reacción de las madres protectoras o si la madre protectora no es la ‘persona de confianza’ del/la niño/a, es más seguro no incluir a esa persona en la entrevista. Cuando la víctima es un/a adolescente debe considerarse su punto de vista acerca de la inclusión de la madre protectora.

Implicancias

• Los operadores necesitan hacer juicios profesionales sobre cómo pueden dirigir su intervención para promover y maximizar una positiva relación de apoyo entre la madre protectora y el/la niño/a víctima.

• Las madres protectoras deberían incluirse tan pronto como sea posible después de que se hizo la notificación; el tipo y alcance de su implicación durante la investigación inicial puede variar dados los temas específicos del caso.



Temas de evaluación

La evaluación de una madre protectora es parte de la evaluación de riesgo del/la niño/a y brindará información sobre su capacidad para protegerlo/la y direccionar la planificación del caso.

Al evaluar a las madres protectoras los operadores necesitan estar alertas al hecho de que:

• Sus respuestas de las madres protectoras a la revelación del abuso sexual de sus hijos/as serán diversas y estarán influidas por un número de factores.

• El compromiso efectivo de una madre protectora se facilitará si los operadores comprenden la naturaleza de la respuesta y el impacto de las variables que pueden estar interviniendo.

Wattenberg (8), al aconsejar correrse de la noción tan aceptada de la connivencia materna, afirma que es importante examinar en la evaluación las dinámicas de cada situación familiar específica y el rol de cada miembro de la familia.

Faller (15) delinea las siguientes áreas como una estructura útil para la evaluación de la madre protectora:

Situación actual de vida

Esto ayuda al operador a evaluar posibles perpetradores, otras víctimas potenciales, situación vital, cuán independiente es la madre protectora del presunto perpetrador y cuál es su potencial para ser independiente de él.

Áreas útiles para explorar:

¿Quiénes viven en la casa y cómo se sostienen económicamente?

¿Quién visita o permanece frecuentemente en ella?

Arreglos para el cuidado de los/as niños/as y bebés.

Educación, empleo e historial de empleo de las madres protectoras.

Esto ayuda a los operadores a evaluar el funcionamiento y la habilidad general y si la madre protectora tiene o no los medios para sostenerse financieramente.

Áreas útiles para explorar:

Estado de empleo actual y seguridad de ingresos.

Capacidad para trabajar – estabilidad del empleo, historia, habilidades y motivación de entrenamiento.

Apoyo de la red social

Comprender el sistema de apoyo de las madres protectoras puede ayudar a evaluar los antecedentes del abuso sexual, y los roles de los miembros de y los asociados con la familia; ayudar en la planeación del tratamiento y en la predicción del potencial para el cambio dentro de la familia.

Si una madre protectora tiene un sistema de apoyo por lo general estará en mejores condiciones emocionales para manejar la situación sexualmente abusiva y puede ser menos dependiente del perpetrador y tener más capacidad para buscar lo mejor para ella y sus hijos/as.

Áreas útiles para explorar:

Naturaleza de las relaciones actuales con miembros de la familia, incluyendo maridos/parejas.

Naturaleza de las relaciones con amigos, compañeros de trabajo, vecinos, profesionales que asisten.

¿A quién se le ha informado sobre el abuso sexual y cómo fueron sus respuestas?

¿Quién puede ayudar si se están teniendo problemas?

Cualquiera con quien la madre protectora y sus hijos/as podrían quedarse durante esta crisis.



Relación con la pareja 

(Incluir la historia de cualesquiera relaciones previas con parejas)



Comprender la naturaleza de la relación puede ayudar a comprender la respuesta de una madre protectora frente a la revelación del abuso sexual infantil y por qué puede tender a ponerse de lado de y apoyar a su pareja y descreer de su hijo/a.

La información que brinda la madre protectora sobre su actual pareja, si él es el presunto perpetrador, puede estar distorsionada por sus reacciones al abuso sexual. Si ella ha decidido apoyar a su pareja puede minimizar sus faltas y mentir sobre el material relacionado con el abuso sexual. Si ha decidido alinearse con sus hijos/as puede sobre enfatizar sus rasgos negativos.

Las áreas útiles para explorar incluyen:

Cómo se conoció la pareja

Calidad y fortaleza de la relación

Relación de las parejas con los niños/as

Cualquier tipo de violencia, drogas, alcohol

Causa de la ruptura (si es aplicable)





La percepción que las madres protectoras tienen de sus hijos/as.

La madre protectora es generalmente la cuidadora constante y puede proveer la información histórica más completa sobre el/la niño/a víctima y otros niños/as en la familia. Preguntar por los antecedentes de la víctima ayudará a comprender su funcionamiento general y quizás por qué está enfrentando el abuso sexual como lo hace.

La evaluación también necesitará examinar la percepción que la madre tiene del/la niño/a y sus sentimientos hacia él/ella, y la posibilidad de que sea un chivo expiatorio.

El historial de las madres protectoras sobre uso de sustancias, enfermedad mental, o discapacidad intelectual.

La información sobre cualquier abuso de sustancias, enfermedad mental o discapacidad intelectual ayudará a entender las dinámicas del abuso sexual, cuál será la intervención apropiada y a determinar el pronóstico para el cambio. Esto ayudará también a comprender el funcionamiento y la habilidad general de la madre para proteger al/a niño/a.

Historia de victimización

En la evaluación es relevante la propia historia de victimización infantil de las madres.

Erooga (1) señala que un alto porcentaje de madres protectoras de sus hijos/as sexualmente abusados/as dentro de la familia, han sido abusadas ellas mismas cuando niñas. Un efecto común de esto, destaca Erooga, es que la mujer se sienta inmovilizada e impotente con relación a su/s hijo/a/s y sin poder lidiar con el abuso de éste/a hasta que ella misma haya tenido la oportunidad de lidiar con el suyo propio.

La revelación del abuso sexual

Una evaluación debe indicar si la madre cree o no al/la niño/a, y cuán protectora se ha mostrado a partir de su relato del abuso.

Las áreas útiles para explorar incluyen:

¿Qué cree la madre protectora sobre las acusaciones de abuso sexual en ese punto, especialmente la declaración del/la niño/a? ¿Cómo se sintió cuando supo por primera vez de las acusaciones y qué hizo en respuesta a ellas (si fuese aplicable)? ¿Cuál es la respuesta emocional de la madre protectora – evidencia enojo? Si es así, ¿hacia quién está dirigido – al/la niño/a, al presunto perpetrador, a los/as profesionales?



Evaluación de la necesidad de protección de la madre protectora, de la violencia doméstica

Kieran O’Hagan, citada por Goddard (13), resalta la importancia de que los/as profesionales involucrados/as en casos de abuso sexual infantil estén alertas de las consecuencias de la intervención y se preparen para la posibilidad de que la madre protectora y/o su/s hijo/a/s estén sometidos a violencia doméstica.

O’Hagan (18) alerta a los/as profesionales a considerar si en ciertos casos es necesaria la protección tanto de la niña como de la madre protectora. Su preocupación se basa en experiencias en Gran Bretaña donde un número de perpetradores, una vez que sus acciones fueron expuestas, infligieron violencia a otros miembros de la familia. Algunos casos terminaron con la muerte de miembros de la familia y el suicidio del perpetrador.

Consecuencias

• Una evaluación de la madre protectora es esencial, ya que:

- Los operadores deben determinar su capacidad para proteger al/la niño/a tanto en lo inmediato como en un plazo más largo.

- Su rol en la futura protección y rehabilitación de su hijo/a sexualmente abusado/a puede ser crucial.

• Como las respuestas de la madre protectora a la revelación del abuso sexual infantil son diversas, su compromiso puede ser ampliado reconociendo esto y respondiendo en consecuencia.

• Los operadores deben mantener la mente abierta al evaluar el rol de la madre protectora en la familia y las circunstancias asociadas con sus acciones y actitudes. Se evitará mantener visiones estereotipadas de las madres protectoras.

• La evaluación de la madre protectora debe explorar la posibilidad de su propia historia de victimización.

• Los operadores deben considerar si la madre protectora requiere ser protegida de la violencia doméstica después de la revelación del abuso sexual.



Las necesidades de las madres protectoras a partir de la revelación.

Erooga y MNasson (1) señalan que las necesidades de las madres protectoras de niños/as que han sido sexualmente abusados/as a menudo son desatendidas. A partir de la revelación, la madre protectora necesita una oportunidad para lidiar con sus sentimientos sobre lo que ha sucedido y adaptarse al cambio fundamental que ha tenido lugar, tanto por su supervivencia y crecimiento emocional como para que pueda maternar apropiadamente a su hijo/a.

Erooga y NMasson (1) destacan la importancia de que los profesionales alienten a las madres protectoras a trabajar en la satisfacción de sus propias necesidades emocionales. Muchos autores/as (Hewitt [3]. Winton [9]) sugieren que el trabajo grupal, cuando se complementa con otras oportunidades de tratamiento, parece una abordaje particularmente relevante a la hora de satisfacer las necesidades de estas mujeres.

Laing y Kamsler (17) nos recuerdan los variados problemas que experimentan las madres protectoras al momento de la revelación y la intervención subsecuente. Las mujeres reportan sentirse excluidas e incapaces de hallar maneras de hablarles a sus hijas/os. A muchas les parece que la policía o los consejeros conocen más que ellas sobre los sentimientos y reacciones de su hijo/a. La culpa y el remordimiento que muchas sienten pueden ser desgarradores. Muchas están desconcertadas porque su hijo/a no les contó sobre el abuso sexual y se preguntan si esto significa que el/la niño/a inició o disfrutó el contacto sexual. Laing y Kamsler sugieren que puede ser de mucha ayuda brindar a las madres protectoras la oportunidad de hablar acerca de sus dificultades.

Ofrecer a las madres protectoras y a sus hijos/as la chance de ‘examinar’ juntos/as el impacto de la revelación permite una exploración sobre los efectos del secreto en sus vidas, y proporciona una manera en la cual pueden comenzar a hablar entre sí de un modo diferente, sin caer en los viejos patrones de la culpa y el remordimiento.

Implicancias 

• Al momento de la revelación, una madre protectora debería ser considerada como una persona traumatizada o en crisis, con necesidades propias.

• Para la satisfacción de estas necesidades, es importante brindarle una oportunidad de apoyo – sea consejería individual y/o trabajo grupal. Si una madre protectora enfrenta la situación con más eficacia, está en una mejor posición para maternar más apropiadamente a su hijo/a.



Conclusión

• La madre protectora juega un rol significativo en la protección y rehabilitación en curso de un/a niño/a que ha sido abusado/a sexualmente.

• La literatura reciente refleja un corrimiento desde visiones estereotipadas de las madres protectoras como ‘conniventes’, pasivas, dependientes, etc., a describirlas como heterogéneas con un rango diverso de características y respuestas a la revelación del abuso sexual de su hijo/a.

• Las/os profesionales deben ser conscientes de que sostienen visiones personales y de cómo ellas afectan la interacción y la evaluación de una situación, y asegurar que no se perpetúen los viejos mitos y estereotipos.

• El perpetrador es responsable por el abuso.

• La evaluación de la madre protectora, y de todos los miembros de la familia debe hacerse sobre la base de las características específicas de esa familia. La evaluación debe enfocarse sobre la habilidad de la madre protectora para proteger al/la niño/a de un futuro abuso.

• La intervención protectora debe tender a dar lugar a la más frágil relación que un/a niño/a puede tener con su madre protectora.

• Reconocer la crisis que resulta de la revelación del abuso sexual y considerar a la madre protectora como una persona traumatizada puede ampliar su compromiso con la intervención.

• Ver la respuesta de una madre protectora como un proceso puede facilitar que se mueva desde las reacciones iniciales como negación o enojo, hacia una acción positiva y de aceptación. Este proceso puede llevar tiempo y requerir apoyo terapéutico.

• El enfoque abierto hacia ella deberá ser la base de una intervención protectora en los casos de abuso sexual infantil.

BIBLIOGRAFIA



1. M. Erooga & H. Masson - "The Silent Volcano: Groupwork with Mothers of

Sexually Abused Children". N.S.P.C.C. Rochedale UK. (Awaiting Publication in

Journal of Social Work Practice).



2. D. Finkelhor - "Sexually Victimised Children". Free Press 1979.



3. L. Hewitt, M. Barnard - "Groupwork with Mothers of Incestuously Abused Children".

Australian Social Work, June 1986 Vol. 39, No. 2 - Pages 35-40.



4. C. Dietz and J. Craft - "Family Dynamics of Incest". Social Casework 61, 1980.



5. M. Everson, W. Hunter, D. Runyon, G. Edelsohn, M. Coulter - "Maternal Support

Following Disclosure of Incest". American Journal of Orthopsychiatry 59 (2) April

1989.



6. W. Hunter, M. Coulter, D. Runyan, M. Everson - "Determinants of Placement for

Sexually Abused Children". Child Abuse and Neglect Vol. 14, Pages 407-417, 1990.



7. E. Sirles, P. Franke - "Factors Influencing Mothers' Reactions to Intrafamily Sexual

Abuse". Child Abuse and Neglect, Vol.13, Pages 131-139, 1989.



8. E. Wattenberg - "In a Different Light: A Feminist Perspective on the Role of Mothers

in Father Daughter Incest". Child Welfare, Vol. LXIV, No. 3, May-June, 1985.



9. M. Winton - "An Evaluation of a Support Group for Parents Who Have a Sexually

Abuse Child" - Child Abuse and Neglect, Vol.14, 1990 - Pages 397-405.



10. K. Oates (ed) - "Understanding and Managing Child Sexual Abuse" - Harcourt 1990.



11. J.L. Herman - "Father Daughter Incest". Harvard University Press, Cambridge 1981.



12. A. Pellegrin and W. Wagner - "Child Sexual Abuse - Factors Affecting Victims'

Removal from Home". Child Abuse and Neglect, Vol.14, Pages 53-60, 1990.



13. C. Goddard - "Child Sexual Abuse and Cleveland : Further Lessons to be Learned".

Child Sexual Abuse Feb 1993 29

Chris Goddard to interview with Kieran O'Hagan. Children Australia, Vol. 15, No. 3,

Sept/Oct 1990.



14. B. Gomes-Schwartz, J. Horowitz, A. Cardarelli - "Child Sexual Abuse The Initial

effects". Sage, 1990 U.S.A.



15. K. Faller - "Child Sexual Abuse - An Interdisciplinary Manual for Diagnosis, Case

management and Treatment". Colombia University Press 1988 U.S.A.



16. J. Conte, L. Berliner, J. Schuerman - "Sexually abused Children at Intake and Followup:

Mediating Factors". Unpublished Paper. November 1991 U.S.A.



17. M. Durrant and C. White (ed) "Ideas For Therapy with Sexual Abuse". Ch. 6 Laing

and Kamsler - Putting An End To Secrecy. Dulwich Centre Publications 1990 S. Aust.



18. K. O'hagan - "Working With Child Sexual Abuse" Open University Press 1989,

Britain.

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(1) Child Sexual Abuse – Non Offending Parents – February 1993 – Protective Services for Children & Young People, Department of Health and Community Services - Australia

(2) Traducción: Susana Tesone

 

 

Disponível em: http://www.asapmi.org.ar/publicaciones/articulos/articulo.asp?id=611