SIMILITUD DEL DELINCUENTE CON EL NIÑO


PorPedro Duarte- Postado em 10 outubro 2012

HIPÓTESIS DE LA SIMILITUD DEL DELINCUENTE CON EL NIÑO.- 







INTRODUCCIÓN.-







Para cumplir con el enunciado contenido en la presente tarea, es preciso subrayar en la importancia de desarrollar esta investigación sin atavismos sentimentalistas pues, aun cuando me adelanto a decir que la apreciación de Lombroso es bastante errada, y hasta ridícula, no debemos olvidar que las declaraciones lombrosianas se mantienen aun vigencia en los estudios e investigaciones criminológicas. 







No debemos olvidar que Lombroso dio un paso muy amplio en la investigación criminal y por este precedente merece nuestro respeto, pues sé que en el cumplimiento de esta tarea no faltarán madres, padres u otros que, ardorosos por su apego a los niños, tomen con excesivo sentimentalismo y apasionamiento la explicación requerida para la presente investigación. Estoy convencido de que habrán varios que enfatizarán en que “los niños son los seres más inocentes de este mundo”, asunto que no es propio de esta parte y que como tal desnaturaliza el sentido imparcial de esta investigación. 







METODOLOGÍA.-







Desarrollaré la presente tarea de conformidad con el método exegético, es decir, atendiendo al tenor literal de las frases enunciadas. Por esto, los principios lombrosianos serán transcritos y seguidamente analizados con el interés de desembocar en la averiguación del sentido y alcance de las expresiones de Lombroso.







ANALISIS DE LOS ENUNCIADOS.-







//“El niño también que los animales y en los salvajes, una multitud de actos y sentimientos, que serian anormales y verdaderamente criminales en los adultos…”// 







Ciertamente, el comportamiento de los niños, en comparación con el de los adultos, podría ser en apariencia delictivo pues con medida en la proporcionalidad de actos, el proceder del niño traducido al de un hombre adulto podría tratarse de un episodio delictivo, aun cuando en la mente de un niño, por su condición de tal, no hay una apreciación conceptual de delito de delincuencia, asunto que lo aleja diametralmente del adulto que procede con conciencia y voluntad de sus actos.







//“… pero que son en él normales, porque corresponden al estado de suspensión del desarrollo psíquico en que el niño se encuentra, es decir, porque obra como un hombre privado de sentido moral”//







El niño no obra privado de sentido moral, pues para encontrarse despojado de tal condición es necesario que haya adquirido tal moralidad, y como sabemos, el proceso de aprendizaje es bastante largo hasta que el niño alcance una verdadera autonomía personal. El niño no obra privado de sentido moral pues no ha aprendido, en el transcurso de la niñez, que es y que significa la moralidad.







//“En el niño encuentra Lombroso: cólera precoz, arraigado sentimiento de venganza, obstinación a la mentira, falta de afectividad y sentido de piedad, pereza intelectual y física, vanidad egoísmo, pasión por las bebidas alcohólicas y por el juego, tendencia a la obscenidad”//







Cólera precoz: Considero que el niño no puede hacer valoraciones entre lo bueno y lo malo, su proceder se fundamenta en actos instintivos procedentes de la evocación de recomendaciones pasadas que provienen de sus padres o allegados.







Venganza: Por el contrario, la venganza es aprendida por los amigos y compañeros de la escuela. Se trata de un proceder instintivo y sin valoración subjetiva previa. 







Falta de afectividad y sentido de piedad: Es una consideración errada pues la afectividad la desarrollan desde el vientre materno. La piedad deriva de la afectividad que, en menor o mayor medida, se expresa de acuerdo al grado de cariño recibido de sus padres.







Pereza intelectual y física: Es una consideración bastante errada tomando en cuenta que la intelectualidad no la han desarrollado plenamente, y que sus destrezas y habilidades se desarrollan en los juegos que duran, en ocasiones, todo el día. 







Vanidad y egoísmo: No son vanidosos, por el contrario tiene bastante descuidado el sentido de la estética, que en la posteridad lo descubrirán. Instintivamente sienten la necesidad de jugar con elementos raros y extravagantes pero con el ánimo de divertirse. No son egoístas sino que cuidan lo que creen que podrían perder.







Pasión por las bebidas alcohólicas y por el juego: La pasión por las bebidas alcohólicas es una ridiculez que no hace falta analizar. La pasión por el juego, referido como es obvio al juego de azar, es de difícil aplicación tomando en cuenta la complejidad de estos. Los niños en ocasiones no pueden siquiera sumar efectivamente, de tal manera que resulta difícil creer que estén en condiciones intervenir en juegos de azar, y lo que es peor apasionarse de algo en lo que no tienen experticia, en lo que no ganan. 







//“Todo un cuadro sintomático que tipifica al niño como un ser cruel, carente de sentido moral, como un loco moral y en consecuencia, un criminal”//







Como hemos dicho, el niño no carece de sentido moral pues no ha aprendido aun sobre esto por lo que no podría deliberar entre lo que es y no moral. Por el contrario se comporta instintivamente de acuerdo a recomendaciones de los adultos que lo cuidan.







El comportamiento niño no tiene punto de comparación con una patología grave como la de un loco moral. El niño desconoce cual es el significado de la criminalidad y como tal no puede valorar su comportamiento conforme a consideraciones de benignidad y maldad pública, sino a la apreciación individual de sus padres que eventualmente podría enseñarse como adecuado pro contradiciendo los principios de moral pública. 







//“El criminal representa, según esta hipótesis, un caso anormal de desarrollo psíquico… un retraso mental y moral detenido definitivamente en el peldaño infantil”.// 







Difícilmente el proceder de un niño es similar al de un adulto. Pero probablemente sea posible establecer similitudes en caso contrario, entre un adulto y un niño. Así, el comportamiento de un niño es imprevisible pues dependerá de una condición futura en incierta que es su formación personal que puede ser buena como mala. Contrariamente el comportamiento del un adulto es previsible pues ha superado el proceso de formación y presuntamente podría ser de uno u otro modo de acuerdo al precedente de su formación infantil.







Por esto, ciertamente el criminal representa un retraso mental y moral detenido definitivamente en el peldaño infantil, pues podría su formación haber sido extremamente deficiente, incorrecta y defectuosa, y como consecuencia de ello el adulto no pudo superar el escalón del infantilismo. 







OBJECIONES A LA HIPÓTESIS DE LA SIMILITUD CON EL NIÑO.-







//“Biológicamente considerado el niño representa un organismo en crecimiento y una personalidad psicológica en agraz”.// 







Psicológicamente el individuo en su niñez esta iniciándose en su proceso de formación personal, y como tal bien podría compararse con el fruto verde e inmaduro que aun no se puede cultivar. Contrasta con ello el comportamiento de un adulto cuyo proceso de formación ha concluido en varias facetas. 







//“Absurdo tratar de interpretar su personalidad por actos muchas veces inconscientes”.//







Lo hemos dicho con insistencia, el infante tiene un comportamiento absolutamente diverso al de adulto delincuente. La conciencia y voluntad caracterizan los criminosos. Estas características están descartadas en el infante cuyo proceder no deja de ser instintivo.







//“La vida del niño transcurre entre manifestaciones de crueldad y altruismo, de euforia y depresión, de sumisión y rebeldía, entre realidad y ficción que lo conducen, por confusión de conceptos, al hábito de la mentira”.//







El niño siente la necesidad de mentir para evadir eventuales reproches a su comportamiento. Esta forma de esquivar los regaños generalmente de sus padres y maestros es desarrollada por la preocupación de sentir salvedad en los actos que, diametralmente distantes de ser delictivos, suelen castigarse con represiones y regaños propios de cada sociedad. 







//“Existen sin duda niños, aunque son raros, que se parecen, según Bonger, a la descripción de Lombroso; pero en estos casos nos encontramos ante idiotas morales o imbéciles y no ante niños de inclinaciones mentales sanas”.// 







Indudablemente existen casos de infantes que son idiotas morales o imbéciles que, por herencia o por adquisición circunstancial, tienen un proceder típicamente delictivo. 







Por el contrario, estamos frente a una ridiculez que raya en el colmo de la ignorancia la concepción popular que considera que “el individuo cuando nace viene con la bondad de dios, y es la sociedad el que lo corrompe”. Dentro de los límites de la ciencia, tal cosa podría ocurrir en su segunda parte pues la primera no tiene explicación real. En tal caso, de ser ciertas estas apreciaciones desatinadas y torpes, explicaríamos las diversas investigaciones científicas con enunciados religiosos. Atribuiríamos la responsabilidad a dios de todas las desavenencias delictivas, descuidaríamos el desarrollo de nuestra intelectualidad y tal vez estaríamos orando todo el día para ver si así nos llega algo de inteligencia. 











CONCLUSIONES.- 







Estoy en absoluto desacuerdo entre las similitudes entre un niño y un delincuente por las siguientes conclusiones: 







 El individuo adulto, eventualmente, podría tener alguna semejanza con el infante, no así este último como el primero pues nos estamos refiriendo a un individuo que representa un organismo en crecimiento.



 Esta absolutamente descartada la posibilidad de similitud real, y no meramente coincidencial, entre un niño y un criminal. 



 El comportamiento criminoso de un delincuente deriva de un proceso que no ha llegado aun para el niño. Las manifestaciones de maldad de los niños se originan en insatisfacciones independientes de las expresiones delincuenciales típicas de los adultos.