Lección de democracia


Porjeanmattos- Postado em 27 fevereiro 2013

Autores: 
Al-ahram

Traducido para Rebelión por Carmen García Flores.

Intelectual marxista nacido en Palestina, arrestado varias veces en Siria, deportado a Jordania después de haber vivido en Damasco durante 30 años, Salameh Kaileh se considera como un ciudadano árabe simplemente. Un autor y activista que cree en cualquier forma de revolución contra el capitalismo.

En un rincón del famoso Café Riche, en el centro de la ciudad del Cairo, se instala Salameh Kaileh, de cabellos blancos y lisos, con un aire calmoso y serio. Después de haber degustado su café, se presta a enzarzarse en una conversación apasionada sobre su historia y su pensamiento. Este intelectual palestino se identificó con el marxismo en el momento en el que estaban en auge las corrientes del “resurgir árabe”. Explica que tras la derrota de 1967 se desarrolló tanto entre los pueblos árabes como en la resistencia palestina una conciencia política frente al imperialismo. Y en ese ambiente, Salameh comenzó a leer sobre los diferentes modos de pensamiento. Describe el marxismo como “la teoría que ofrece una racionalización diferente capaz de conducir hacia un desarrollo”. A Kaileh le interesan las intenciones que hay tras estos modos de pensar. Por ello, aprecia el hecho de que los marxistas “ofrezcan un nuevo modo de pensamiento sin eslóganes”. Pero “las circunstancias han guiado a varias personas hacia una izquierda que intenta producir el marxismo de una manera superficial”.

En cuanto a él, sus lecturas han hecho que sus creencias sean el fruto de una convicción profunda. Kaileh estaba satisfecho con el pensamiento marxista, pero piensa que lo que falta es el trabajo organizado en cuanto a partido. En otras palabras: la aplicación de la teoría. “La democracia debe ser aplicada en el seno de los regímenes socialistas”, afirma Kaileh, siempre con un aire apasionado, cargado de esperanza. Se explica enseguida diciendo que la realidad de los sistemas socialistas busca ante todo el desarrollo de la sociedad, haciendo que el interés del pueblo sea una prioridad. Kaileh rechaza lo que algunos piensan de antemano, que la democracia no es posible en los países en los que el pueblo no está suficientemente educado. Por el contrario, piensa que poco a poco el pueblo aprenderá lo que significa la democracia; comprenderá que “el país no puede convertirse en democracias más que con el desarrollo general del país, especialmente en lo que concierne al aspecto industrial. Europa no fue una democracia hasta pasados dos siglos de revoluciones”, dice tranquilamente. Salameh Kaileh habla con determinación. Es verdaderamente el militante y el revolucionario de izquierdas; aprecia profundamente el papel de los intelectuales, pero solamente los que están en contacto con la gente. Y lo explica: “El intelectual que se encuentra próximo a la gente debe desarrollar su conciencia. Este es el papel de los pensadores”. Después, continúa espontáneamente su discurso sobre la importancia de este papel, insistiendo sobre el contacto con las personas presentes y movilizadas sobre el terreno y no con la élite o la izquierda aislada. De hecho, para él, el trabajo directo sobre el terreno aporta resultados más rápidos, yendo a la par con el tiempo y las reivindicaciones revolucionarias. “Los escritores deben contribuir a la concienciación política”, dice.

Kaileh ha escrito en árabe numerosas obras referentes al marxismo, al nacionalismo árabe y a la cuestión palestina, entre otras. Entre sus libros figuran en cabeza de lista Los árabes y la cuestión nacional, de 1989; Una critica del marxismo tradicional, publicado en 1990; El imperialismo y el saqueo del mundo, publicado en 1992; Socialismo o barbarie, de 2001; Los problemas del marxismo en el mundo árabe, de 2003; y Los problemas del movimiento nacionalista árabe, de 2005. El nacionalismo y la resistencia árabes han sufrido siempre un cierto número de críticas, pero las de Kaileh han sido siempre desde la izquierda, aspirando a la construcción de un nuevo movimiento de liberación de la izquierda que emane de la herencia del marxismo y del comunismo. Lo que agudiza a veces la vigilancia de sus aliados.

La resistencia de la que habla el autor no concierne solo a Palestina, Siria o Iraq, porque Kaileh está en conflicto con el imperialismo y el capitalismo allá donde se encuentren. Su identidad no se debe a uno solo de estos tres países, sino a todos. Porque el intelectual de izquierdas confirma dignamente: “Yo me considero ante todo como un ciudadano árabe”. Por otra parte, relaciona la causa palestina con todas las revoluciones árabes, explicando que los ciudadanos de esta parte del mundo son ahora conscientes del impacto que la opresión sionista y americana ejerce sobre ellos. La opresión que ellos viven en su propio país forma parte integrante de una opresión más amplia que les ha impuesto el Tío Sam. Es por lo que, por ejemplo, los revolucionarios egipcios, analiza él, llaman a Moubarak “el agente de los americanos”.

Para él, la urgencia de la resistencia nació con la derrota de 1967, en la época en la que realizaba sus estudios en Bagdad y en la época también en la que se unió (1973) al movimiento palestino Fatah (movimiento de liberación nacional de Palestina). Este, por su parte, conoció su verdadera expansión tras la derrota de 1967; su lucha armada devolvió a millones de personas en el mundo árabe la esperanza en la posibilidad de la resistencia. Progresivamente, las élites tradicionales han visto erosionar su hegemonía en el campo político, en ese contexto de los años setenta. Tres años más tarde, Kaileh era perseguido por las autoridades israelíes, con lo cual el joven no pudo volver a Palestina. “Pienso que el nacionalismo árabe volverá ahora de manera fuerte” dice él con nostalgia pero con una mirada insistente. Kaileh no es el único que se considera ciudadano del mundo árabe, dice haber encontrado muchos jóvenes que tenían la misma convicción, poniendo en relación todas las revoluciones árabes actuales. Porque la suerte de estos países y su futuro político está estrechamente unida. “Los países occidentales tratan a los países árabes como una única región, como un todo al que intenta desmantelar”, afirma él. Pero el hecho de ser ciudadano árabe implica también otras realidades: te puedes ver en prisión en no importa qué momento. Kaileh hace alusión a su experiencia en las prisiones sirias, sonríe y evoca con un humor sutil lo que pasó y cómo ocupaba su tiempo leyendo y escribiendo en lugar de exponer las condiciones espantosas de su encarcelación.

Con un tono a la vez serio y afectuoso continúa: “Lo que verdaderamente me apenó fue mi expulsión de Siria después de mi encarcelación (…) Yo era de los que siempre decían que habría una revolución en Siria”.

Kalieh fue arrestado en su casa de Damasco, sin explicación, el 24 de abril de 2012, a las dos de la mañana. Se le confiscó su ordenador, y después fue gravemente torturado en la celda, insultado y burlado a causa de sus orígenes palestinos. Recibió los peores golpes en represalia a un eslogan que había en un folleto encontrado en su casa: “Para liberar a Palestina, el régimen sirio debe caer”. En el hospital militar, fue encadenado de manos y pies a una cama y privado de cuidados médicos a pesar de su enfermedad. Sin embargo, descubre que este tipo de sufrimientos consigue reforzar a los revolucionarios, acentuando su perseverancia en liberarse de sus verdugos. El problema reside, según él, en la oposición, que critica por diferentes razones: el Consejo Nacional Sirio (oposición sobre todo exterior) y el Consejo de Coordinación Nacional (oposición sobre todo interior) no representan a las masas revolucionarias. En resumen, como bien dice en uno de sus artículos: “Damasco está prisionera entre el frente interior y el frente exterior”.

Después el optimismo vuelve a salir a la superficie. “El pueblo se ha movilizado, y entonces el Estado se ha vuelto débil”; Kalieh esto lo cree fuerte como el hierro. Piensa que el capitalismo está muriendo y que es tiempo de que caigan las personas que no se interesan más que en sus propios intereses y dominan regímenes establecidos desde hace una eternidad. Kaileh no se refiere a los árabes solamente. Tiene una fuerte convicción de que todo país sin revolución, en cualquier parte del mundo, vivirá una. “Estoy totalmente en contra de la teoría de la conspiración. La revolución siria no es el fruto de un complot, esto es un análisis superficial de la situación. El pueblo está verdaderamente en conflicto con Assad para cambiar el régimen”. Otros países seguirán, es el efecto bola de nieve. Este es el aspecto universal del pensamiento de Kaileh. Porque, según él, el capitalismo está en crisis desde 2008, llega a su fin. Los Estados Unidos están retrocediendo y Europa se hunde. Kaileh repite sin cesar que debe de haber un cambio completo en el orden económico, con el fin de edificar un país democrático. Se muestra muy optimista en cuanto a la revolución siria, a pesar de todo. “El pueblo no volverá al redil; no volverá a entrar más en casa sin realizar sus principales reivindicaciones”, dice. Ya no se puede dar marcha atrás. Salameh Kaileh habla de la revolución en términos de una “victoria retardada”. Cree fundamentalmente en el pensamiento marxista y en la determinación de los pueblos a hacerse cargo del futuro de sus países. Y si se muestra muy crítico con la izquierda árabe, es porque a menudo adopta una postura “seguidista”, aproximándose a fuerzas sociales más importantes como los movimientos nacionalistas árabes y el Baas. Lo que ha terminado por desacreditar a la izquierda marxista cuando sus fuerzas políticas han llegado al poder. Su determinación, sus palabras apasionadas y precisas son el producto de un inmenso activismo.

Fechas clave:

1955: Nace en Birzeit (Cisjordania).

1967: Estudios universitarios en Bagdad.

1976: Buscado por la policía en Israel.

1979: Titulado en Ciencias Políticas en la Universidad de Bagdad.

1992: Arresto en Siria

2000: Sale de la prisión.

24 de abril de 2012: Arresto en Siria.

17 de mayo de 2012: Deportado a Jordania después de su liberación.

Fuente: http://hebdo.ahram.org.eg/NewsContent/0/9/44/1498/Lauteur-et-activiste-palestinien-Salameh-Kaileh-Le.aspx