Dificultades e imprevistos de la regulacion legal de la neutralidad en Internet


Porwilliammoura- Postado em 04 outubro 2012

Dificultades e imprevistos de la regulacion legal de la neutralidad en Internet

 

De: Edward W. Felten / Traducción: Guillermo G. Ruiz Zapatero
Fecha: Septiembre 2006
Origen: Noticias Jurídicas

Edward W. Felten (Center for Information Technology Policy. Princeton University.

Versión del 6 de Julio de 2006: http://itpolicy.princeton.edu/pub/neutrality.pdf

La neutralidad en Internet es una cuestión que produce perplejidad. Los partidarios de una regulación que establezca la neutralidad como principio argumentan que la Internet libre e innovadora de hoy está amenazada y que determinada acción de gobierno es necesaria para defenderla. Los opositores, por el contrario, argumentan que la regulación o bien no es necesaria, o fracasará en su instrumentación práctica, sin excluir que para algunos es, incluso como cuestión de principio, una mala idea.

Una de las razones por las que el debate sobre la neutralidad en Internet resulta tan confuso es que relativamente poca gente entiende los mecanismos de la discriminación en una red. Para razonar sobre la neutralidad en Internet es útil entender los motivos técnicos de la discriminación, los varios tipos de discriminación y como serían puestos en práctica, así como las contramedidas que estarían a disposición de los usuarios y reguladores. Estos puntos son los que pretendo explicar en este trabajo.

No es mi objetivo contestar todas las cuestiones acerca de la neutralidad en Internet. Esto exigiría no un trabajo sino un libro. Lo que quiero es ilustrar parcialmente el fondo técnico que ilumina los aspectos cruciales, con la esperanza de aportar algo de claridad en la discusión.

1. Inteligencia en los extremos contra inteligencia en el medio

Internet consiste en un conjunto de ordenadores de usuarios finales conectados por una infraestructura que transporte datos entre estos ordenadores. Esta infraestructura es, básicamente, un conjunto de “routers” (cajas de metal con electrónica en su interior) conectados por enlaces (cables largos). Los paquetes de datos pasan de un “router” a otro, a través de los enlaces. Un paquete es dirigido de “router” a “router”, hasta que alcanza su destino.

Internet es inusual entre las redes porque coloca la mayor parte de la “inteligencia” en los ordenadores en el extremo de la red, no en la infraestructura situada en el corazón de la misma. Los “routers” intermedios envían paquetes con un procesamiento menor, puesto que toda la descarga pesada tiene lugar en los ordenadores que transmiten y reciben.

Este enfoque de colocar la inteligencia en el extremo de la red es conocido como “principio extremo-a-extremo”, y es una de las claves del éxito de Internet hasta la fecha.

Colocar la inteligencia en los ordenadores terminales tiene varias ventajas:

  1. Los ordenadores terminales representan la mayoría de los dispositivos involucrados en la red, y por ello tienen colectivamente la mayor parte de la memoria y capacidad de procesamiento disponible en la red, por lo que tiene sentido localizar la inteligencia donde la memoria y capacidad de procesamiento estén disponibles.

  2. Los ordenadores terminales tienen una mejor información de lo que los usuarios de la red quieren, porque son ordenadores poseídos y controlados directamente por sus usuarios.

  3. La innovación generalmente se produce de forma más rápida en el extremo de la red.

En un sentido, el debate sobre la neutralidad en Internet es una lucha entre los extremos y el centro por el control de la red. La regulación sobre neutralidad es generalmente apoyada por compañías que proporcionan servicios en el extremo de la red, mientras que es generalmente contradicha por compañías que manejan el centro de la red. Cada grupo quiere que la parte de la red que él controla tenga localizada la mayor parte de la inteligencia, porque ello dará más oportunidades para innovar, y para beneficiarse de la innovación, a aquellos que controlan los tramos “inteligentes” de la red.

Corolario:

ESTA ES PARCIALMENTE UNA LUCHA POR EL CONTROL DE LA INNOVACIÓN EN INTERNET

2. Discrimanción mínima y no-mínima

Centrémonos en un solo “router” en el “medio” de la red. Tiene varios enlaces entrantes sobre los que llegan los paquetes y varios enlaces salientes sobre los que puede enviar paquetes. Cuando un paquete aparece en un enlace entrante, el “router” determina sobre qué enlace saliente será enviado. Si tal enlace saliente está disponible, el paquete puede ser enviado inmediatamente. Pero si el enlace saliente está ocupado transmitiendo otro paquete, el paquete recién dejado tendrá que esperar -será descargado en la memoria del “router” y esperará su turno hasta que el enlace saliente esté libre-.

El almacenamiento en la memoria transitoria le permite al “router” manejar los incrementos temporales de tráfico. Pero si continúan llegando más paquetes que los que son enviados sobre un enlace saliente, el número de paquetes temporalmente almacenados crecerá y crecerá hasta que el “router” agote su memoria temporal (buffer). En este momento, si llega un paquete adicional, el “router” no tendrá otra opción que rechazar un paquete. Puede rechazar el paquete entrante, o puede hacerle sitio al mismo rechazando un paquete más antiguo almacenado en la memoria temporal, pero algún paquete tiene que ser rechazado por el “router”i.

Cuando el “router” es forzado a rechazar un paquete, puede rechazar el que quiera. Una posibilidad es asignar prioridades a los paquetes, y siempre rechazar el paquete con la menor prioridad. Este mecanismo define un tipo de discriminación de red, que da prioridad a los paquetes y primero relega los paquetes con baja prioridad, pero sólo rechaza paquetes cuando es absolutamente necesario. La llamo discriminación mínima porque solamente discrimina cuando no puede atender a todos los paquetes. Con la discriminación mínima, si la red no está saturada, grandes cantidades de paquetes de baja prioridad pueden alcanzar su destino. Sólo cuando hay un conflicto inevitable, entre paquetes con alta prioridad y baja prioridad, estos últimos son rechazados.

Por contraste, hay otra forma mucho más drástica de discriminación, en la cual los “routers” rechazan algunos paquetes de baja prioridad incluso cuando es posible enviar o entregar cada paquete. Un “router” podría, por ejemplo, limitar los paquetes de baja prioridad al 20% de la capacidad de la red, incluso cuando el restante 80% se encuentre ocioso. La llamaré discriminación no-mínima. Una de las cuestiones básicas de cualquier discriminación de red es si la misma es mínima o no mínima en este sentido, y una de las cuestiones básicas a plantear acerca de cualquier norma que limite la discriminación es cómo se aplica a la discriminación mínima y a la no-mínima. Podemos imaginar una política regulatoria que, por ejemplo, permita la discriminación mínima pero limite o prohíba la discriminación no-mínima.

La distinción es importante, en mi opinión, porque la discriminación mínima y la no-mínima se basan en diferentes argumentos. La discriminación mínima puede en ocasiones ser una necesidad técnica debida a la velocidad finita en los enlaces de la red, pero la discriminación no-mínima no es nunca tecnológicamente necesaria: da peor servicio a los paquetes de baja prioridad, pero no fomenta los paquetes de alta prioridad. La discriminación no-mínima sólo puede ser justificada por un argumento económico más complicado, por ejemplo, que permite formas de discriminación en precios que incrementan el bienestar total. Cualquier argumento vago de que los operadores de la red tienen que reservar alguna fracción de capacidad para algún propósito no pondrá en tela de juicio el fundamento económico citado.

Corolario:

LA DISCRIMINACIÓN TIENE VARIEDADES DURAS Y BLANDAS. BLOQUEAR UN PAQUETE ES MÁS DURO QUE DARLE MENOR PRIORIDAD

3. Discriminación por retraso

La discriminación no tiene necesariamente que operar rechazando paquetes. También puede funcionar reordenando los paquetes.

Recordemos que los paquetes tienen a veces que ser almacenados en la memoria transitoria del “router” para ser enviados sobre un enlace saliente que está ocupado. Cuando el enlace saliente vuelve a estar disponible, puede haber almacenados varios paquetes que estén esperando ser enviados sobre dicho enlace. Podríamos esperar que el “router” envíe el paquete que lleva más tiempo esperando (siguiendo la regla: el primero en llegar es servido antes). A menudo esto es lo que sucede, pero el protocolo de Internet no requiere que los “routers” envíen los paquetes en ningún orden concreto. Un “router” podría elegir el paquete que quisiera y enviarlo el primero. Ello sugiere un mecanismo obvio para discriminar entre dos categorías de tráfico: un proveedor de acceso puede programar sus “routers” para enviar primero paquetes marcados como de alta prioridad y después paquetes marcados como de baja prioridad. Los paquetes de baja prioridad experimentarán esta discriminación como un retraso extra al atravesar la red.

La distinción entre discriminación mínima y no-mínima también se aplica aquí. Una discriminación mínima por retraso sólo retarda los paquetes de baja prioridad cuando es necesario retardar algún paquete –por ejemplo, cuando varios paquetes esperan en un enlace que sólo puede transmitir un paquete cada vez-. También hay una forma de discriminación no-mínima en la cual un paquete de baja prioridad puede ser retrasado incluso cuando el enlace esté disponible. Como también indicábamos antes, una regla de neutralidad en la red podría pretender tratar de forma diferente la discriminación por retraso mínima y la no-mínima.

Una consecuencia interesente de la discriminación mínima por retraso es que perjudica a unas aplicaciones más que a otras. El tráfico en Internet es habitualmente desigual, con periodos de relativa poca actividad sacudidos por picos ocasionales de paquetes. Cuando se explora la web con un navegador, por ejemplo, se genera poco o ningún tráfico mientras se lee una página, pero hay un pico de tráfico cuando el navegador descarga una página nueva de un servidor. Si un proveedor de acceso causa discriminación por retraso mínima, y el tráfico de alta prioridad no es intenso, entonces el tráfico de baja prioridad fluirá a través de la red con poco retraso, pero experimentará un retraso considerable cuando se produzca un tirón del tráfico de alta prioridad.

El término técnico para esta clase de retraso por inicio-parada es “oscilación”. Algunas aplicaciones pueden manejar la “oscilación” sin problemas. Si estás descargando un archivo grande, te preocupa más el ratio promedio de llegada del paquete (la velocidad de descarga) que el momento en que llega un paquete en concreto. Si estás navegando en la web, una “oscilación” modesta producirá, en el peor de los casos, un ligero retraso en la descarga de algunas páginas. Si estás viendo vídeo en “streaming” el reproductor almacenará el flujo de forma que la “oscilación” no te molestará mucho. Por el contrario, aplicaciones como juegos on-line o voz sobre Internet (VOIP), que requieren una veloz propagación de comunicación interactiva en tiempo real, pueden resultar seriamente perjudicadas si hay “oscilación”. Los usuarios informan que los servicios VOIP de Vonage y Skype resultan inutilizables cuando se ven afectados por la “oscilación” en la red.

Dado que los proveedores de acceso a Internet en el ámbito residencial son a menudo compañías de telefonía, o que ofrecen servicio de telefonía a los hogares, pueden tener un incentivo especial para discriminar contra los servicios competidores de telefonía por Internet. Causar “oscilación” en dichos servicios, bien por discriminación mínima o no-mínima, podría ser una técnica efectiva para un ISP que quiere mantener alejados a sus consumidores de los servicios independientes de telefonía por Internet.

Corolario:

LA DISCRIMINACIÓN PERJUDICA ALGUNAS APLICACIONES MÁS QUE OTRAS. LOS SERVICIOS VOIP SON ESPECIALMENTE VULNERABLES A LA DISCRIMINACIÓN.

4. Detectar la discriminación

Las clases de discriminación que he descrito serán a menudo experimentadas por los usuarios como prestación deficiente de la red.

Sin embargo, como el siguiente ejemplo hipotético ilustra, a menudo es difícil distinguir entre prestaciones deficientes, que resultan de formas de discriminación indeseables, y las debidas a otras causas.

Supongamos que descubrimos que los clientes de TelCo, un ISP que proporciona acceso residencial, están teniendo dificultades en el uso del servio de telefonía por Internet, como consecuencia de problemas de “oscilación”. ¿Qué podría estar causando estos problemas?. Una posibilidad es que TelCo esté usando discriminación por retraso, mínima o no-mínima, con la intención de causar el problema. Mucha gente querría reglas contra esta conducta.

Otra posibilidad es que Telco no esté tratando de causar problemas a los usuarios de VOIPCo, y que el manejo de Telco de su red sea razonable y no discriminatorio, pero que, por circunstancias fuera del alcance de Telco, su red tenga más “oscilación” que la que tienen otras redes. Quizá los problemas de “oscilación” son transitorios. En este caso, la mayoría de la gente estaría de acuerdo en que las reglas de neutralidad en Internet no deberían sancionar a Telco por una conducta que no le es imputable.

La posibilidad más difícil, desde el punto de vista regulatorio, es que Telco no adopte ninguna medida para causar la “oscilación”, pero se alegre de que la misma ocurra, y este manejando subrepticiamente su red de una manera que facilite la “oscilación”. La gestión de la red es complicada y muchas decisiones de gestión podrían afectar a la “oscilación” en una forma u otra. Un proveedor de acceso que quiera producir “oscilación” puede hacerlo, y podría tener excusas “ad hoc” en relación con todas las medidas que adopte. ¿Pueden los reguladores distinguir este tipo de estratagema del supuesto de decisiones justificadas de gestión que causan alguna “oscilación” transitoria?.

Seguramente algunas estrategias discriminatorias son tan obvias, y los pretextos de gestión técnica tan débiles, que podrían sancionarse sin temor a la equivocación. Pero también habrá casos difíciles. La regulación de la neutralidad en Internet, incluso cuando esté justificada, conducirá inevitablemente a dificultades sobre la línea a trazar.

El caso tiene una analogía útil con el de la discriminación en el empleo ii. La compañía A puede decir “no queremos contratar mujeres”. La compañía B puede decir (falsamente) que quiere contratar a una mujer si es el mejor candidato, pero podría buscar razones para no contratar a una mujer en cada caso. La compañía C podría no tener ninguna intención de discriminar, pero podría seguir políticas que tienen el efecto colateral no perseguido de que menos mujeres resulten contratadas por ella. La compañía D puede haber adoptado las mismas políticas con la intención de discriminar. La compañía E podría haber actuado honesta y limpiamente en el proceso de selección, pero tener relativamente pocas mujeres en nómina debido al azar o a otros factores fuera de su alcance. La discriminación grosera de A es fácil de detectar y sancionar, pero en la práctica podría ser difícil distinguir entre las compañías B, C, D y E. Un control de la aplicación que trata de distinguir entre las mismas será costoso y producirá algunos errores. Ello no desaconseja necesariamente un control de la aplicación de la regla, pero exige pensar muy cuidadosamente antes de establecerlo.

Corolario

LAS REGLAS ANTI-DISCRIMINACIÓN SON DIFICILES DE DISEÑAR Y DE APLICAR

5. Discriminación, congestion y cooperación

Volvamos a cómo Internet responde a la congestión, y a cómo la discriminación en la red podría afectar a aquella respuesta. He mencionado cómo la congestión en la red ocasiona que los “routers” rechacen algunos paquetes de datos. Cada paquete rechazado tiene algún computador en el extremo de la red que lo está esperando. En algún momento el computador en espera y su contraparte en la comunicación se darán cuenta de que el paquete ha sido rechazado, y llegarán a la conclusión de que la red está congestionada. Por ello, volverán a enviarse el paquete rechazado, pero en respuesta a la congestión en la red ralentizarán la velocidad de transmisión. Una vez que suficientes paquetes han sido rechazados, y suficientes ordenadores han ralentizado la velocidad de transmisión, la congestión finalizará.

Este es un mecanismo muy indirecto de enfrentarse a la congestión –rechazar paquetes, esperar a que los computadores en el extremo detecten la pérdida de paquetes y responden con la reducción de velocidad- pero funciona perfectamente. Un aspecto interesante de este sistema es que es voluntario. El sistema utiliza a los ordenadores terminales para reducir la velocidad cuando la congestión es detectada, pero nada obliga a los ordenadores terminales a actuar de esta manera. Podemos imaginarlo como un acuerdo amable entre computadores terminales, en el cual cada uno de ellos se compromete a reducir la velocidad de transmisión si sus paquetes son rechazados (recordemos que ésta es otra aplicación del “principio extremo-a-extremo” que mencionamos antes).

Pero hay un incentivo a incumplir este acuerdo. Supongamos que tú incumples -cuando tus paquetes son rechazados continuas enviándolos con tanta velocidad de transmisión como puedes-, y que todos los demás cumplen el acuerdo. Cuando tus paquetes son rechazados, la congestión continúa. Por ello los paquetes de otros son rechazados, hasta que suficientes usuarios ralentizan su velocidad de transmisión y la congestión se alivia. Al ignorar las señales de congestión, tú estarías consiguiendo utilizar una parte de los recursos de la red superior a la que proporcionalmente te correspondería.

A pesar del incentivo a incumplir, la mayoría de los usuarios cumplen el acuerdo usando software que reduce la velocidad de transmisión en respuesta a la congestión detectada. ¿Por qué es así?. Una forma de enfocarlo es considerar que hay algún tipo de contrato social por el que los usuarios cooperan con sus iguales, y que los fabricantes de software cooperan programando el software que permite cumplir el acuerdo.

Pienso que una de las razones por las que los usuarios cumplen es por un sentido de equidad. Si creo que la carga de controlar la congestión debe repartirse igualiatariamente entre todos, al menos a largo plazo, entonces me parece equitativo reducir mi velocidad de transmisión cuando me toca hacerlo a mí. En algún momento podría ser uno de aquéllos cuyos paquetes son rechazados, y por ello reduzco mi velocidad de transmisión.

En otra ocasión, por azar, algún otro verá sus paquetes rechazados, y le tocará reducir su velocidad de transmisión. Cada uno logra su parte equitativa.

Pero ahora, supongamos que la red comienza a singularizar a algunos usuarios y a rechazar sus paquetes primero. Ahora, la carga del control de la congestión cae pesadamente sobre ellos y tienen que reducir su velocidad de transmisión mientras otros la mantienen. Repentinamente el acuerdo “yo reduzco mi velocidad si tú reduces la tuya” deja de parecer equitativo, y las víctimas elegidas son más propensas a incumplir el acuerdo y a mantener su velocidad de transmisión incluso cuando la red les exige reducir su velocidad.

Las implicaciones para la discriminación en la red son evidentes. Si la red discrimina enviando señales falsas sobre la existencia de congestión, y las envía preferentemente a determinados ordenadores o aplicaciones, el incentivo de estas máquinas y aplicaciones de cumplir el acuerdo y asumir su carga en el control de la congestión se debilitará. ¿Conducirá ello a una oleada de desafecciones que destruirá la red?. Probablemente no, pero no puedo estar seguro. Pienso que es algo acerca de lo que deberíamos meditar.

También deberíamos escuchar la lección más amplia de este análisis. Si la red discrimina, los usuarios y sus aplicaciones reaccionarán cambiando su conducta.

Corolario:

LA DISCRIMINACIÓN EN LA RED TENDRÁ EFECTOS IMPREDECIBLES.

6. La encriptación como contramedida

Los escenarios de discriminación en la red incluyen, típicamente, a un ISP que aborda el tráfico de los usuarios e impone retrasos u otras penalizaciones en la calidad de la prestación en relación con determinados tipos de tráfico.

Para hacerlo, el ISP debe ser capaz de discriminar entre los paquetes que quiera retrasar y los restantes.

Por ejemplo, para penalizar el tráfico VOIP, el ISP querrá distinguir los paquetes VOIP de los restantes.

Normalmente, el ISP puede distinguir los paquetes VOIP observando valores característicos en determinados lugares del paquete. Una forma de retorsión de los usuarios es encriptar sus paquetes, suponiendo que los paquetes encriptados no se diferenciarán del resto y que el ISP no podrá distinguirlos del resto.

Pero al hacerlo, el usuario utilizará probablemente una red privada virtual (VPN). Siempre que el ordenador del usuario quiera enviar un paquete, lo encriptará y enviará a un ordenador “punto de salida” fuera de la red del ISP. Este ordenador del punto de salida lo desencriptará y enviará a su destino. Los paquetes entrantes seguirán la ruta inversa, serán enviados al punto de salida donde serán encriptados y enviados al ordenador del usuario. El ISP no verá nada distinto de un flujo bidireccional de paquetes, todos encriptados fluyendo entre el ordenador del usuario y el del punto de salida.

Lo más que el usuario puede esperar de la VPN es forzar el ISP a tratar todos los paquetes del usuario de la misma manera. El ISP puede todavía, sin embargo, penalizar todos los paquetes del usuario o singularizar aleatoriamente determinados paquetes para darles un tratamiento especial, pero estas serían las únicas formas de discriminación que estarían al alcance del ISP. La VPN tiene costes. Los paquetes deben ser encriptados, desencriptados, y reenviados, pero el usuario podría considerar el coste rentable si impide la discriminación del ISP.

(En la práctica, las cosas son algo más complicadas. El ISP podría singularizar los paquetes observando su tamaño y periodicidad. Por ejemplo, una secuencia de paquetes, todos de un cierto tamaño y que fluyen con regularidad de metrónomo, en ambas direcciones, es probablemente una conversación de voz. El usuario podría usar contramedidas como alterar el tamaño y la periodicidad, pero ello puede ser también costoso. Para simplificar, permítasenos asumir que la VPN coloca al ISP en una posición que no le permite singularizar paquetes).

El usuario con su VPN y el ISP están jugando una versión del juego del “gallina” (en el que “pierde” el que antes lo abandona). El ISP quiere discriminar determinados paquetes, pero no en una forma tan radical que el usuario cambie de proveedor o exija un precio mucho menor. El usuario responde haciendo sus paquetes indistinguibles y obligando al ISP a discriminar contra todos sus paquetes.

El ISP puede también usar una estrategia diferente y más efectiva. Si el ISP quiere perjudicar una determinada aplicación y no hay forma de manipular el tráfico del usuario para que afecte a esa aplicación más que a otras, el ISP tiene una vía de sancionar la aplicación objetivo. Recordemos que la VOIP es especialmente sensible a la “oscilación” (cambios impredecibles en el retraso), pero que muchas otras aplicaciones pueden soportar la “oscilación” sin grandes problemas. Si el ISP impone la “oscilación” a todos los paquetes del usuario, el resultado será un gran problema para los servicios VOIP, pero no tendrá mucho impacto en las restantes aplicaciones,

Los intentos de discriminar y de evitar la discriminación conducen a una guerra técnica de medidas y contramedidas con efectos perjudiciales. Muchos recursos se gastan por ambas partes y el daño colateral es posible. Consideremos el ejemplo anterior, donde un ISP bloquea o degrada el tráfico encriptado para evitar que los usuarios utilicen la encriptación para evadir la actividad de clasificación de paquetes del ISP.

Al actuar así, el ISP está estableciendo un “impuesto” sobre el uso de la encriptación. Ello determinará que los usuarios usen menos encriptación con riesgo de su seguridad y privacidad. Después de todo cualquier paquete que pueda ser “inspeccionado” por un ISP también puede ser inspeccionado por un intruso.

Corolario:

LAS CONTRAMEDIDAS TÉCNICAS, COMO LA ENCRIPTACIÓN, NO PUEDEN PROGEGER PLENAMENTE A LOS USUARIOS DE LA DISCRIMINACIÓN.

7. Calidad de servicio

Uno de los argumentos típicos contra la regla sobre neutralidad en Internet es que los proveedores de acceso necesitan ofrecer garantías de calidad de servicio (QoS) para ciertos tipos de tráfico, como el vídeo. Si la calidad de servicio es necesaria, argumentan, y si las reglas imponiendo la neutralidad dañarían la QoS al exigir el mismo trato para todo el tráfico, entonces las reglas sobre neutralidad son perjudiciales. Aquí quiero diseccionar el razonamiento y ver cómo se fundamenta éste, teniendo en cuenta la investigación en computación y la experiencia de ingeniería.

En primer lugar, hay que dejar claro que garantizar QoS para una aplicación significa más que asignarle mucha banda ancha o priorizar su tráfico frente a otras aplicaciones. Estas pueden ayudar, pero no son QoS (o al menos la clase de QoS de la que yo estoy hablando). Lo que los mecanismos de la QoS tratan de hacer es ofrecer garantías específicas de prestación en relación con una aplicación y durante un corto período de tiempo –en otras palabras, no buscan buenas prestaciones en promedio, sino una prestación que es uniforme y predecible-.

Un ejemplo lo aclarará. Como se ha indicado, algunas aplicaciones son más sensibles a la “oscilación” que otras. Si estás descargando una página, y tu conexión se va y no consigues tráfico durante medio segundo, notarás una breve pausa, pero ello no será un gran problema.

Pero si estás teniendo una conversación con alguien, una interrupción de medio segundo puede ser muy molesta. La navegación por la web necesita una banda ancha suficiente en promedio, pero las conversaciones de voz necesitan mejor protección contra retrasos breves. Esta protección es la QoS.

La razón por la que no necesitamos mecanismos especiales de QoS para la navegación es que la banda ancha proporciona prestaciones que casi siempre son suficientemente veloces durante los intervalos de tiempo que son relevantes para la navegación.

Algunas veces, también, hay trucos sencillos que pueden convertir una aplicación sensible a los retrasos en intervalos muy cortos en una que se ve afectada sólo por los retrasos en intervalos más largos. Por ejemplo, el visionado de audio o vídeo pregrabado no necesita QoS, porque es posible utilizar la memoria de almacenamiento, Si estás viendo un video, puedes descargar cada imagen diez segundos antes de verla; un corte de unos pocos segundos no será, por ello, un problema. Esta es la razón por la que la descarga de vídeo y audio funciona perfectamente cuando hay en promedio suficiente ancho de banda.

Hay otros dos usos importantes donde la QoS no se necesita. Primero, si una aplicación necesita una velocidad promedio más alta que la que Internet puede proporcionar la QoS no le ayudará –la QoS hace la velocidad de Internet más uniforme pero no más rápida-. Segundo y menos obvio, si una aplicación necesita mucha menos velocidad promedio que la que Internet proporciona, la QoS también resultará innecesaria. Si la velocidad no cae hasta cero, sino que fluctúa con picos y valles, entonces incluso los valles pueden ser suficientes para proporcionar a la aplicación lo que necesita. Esto es lo que está empezando a pasar con las conversaciones de voz –muchos sistemas VOIP parece que trabajan muy bien sin ningún soporte especial de QoS en la red-.

No podemos decir que la QoS no sea nunca necesaria, pero la experiencia nos dice que es fácil, especialmente para los no expertos, sobrestimar la importancia de la QoS. Es por ello que no estoy convencido, aunque podría estarlo con más pruebas, que la QoS sea un argumento poderoso contra las reglas sobre neutralidad en Internet.

Colorario:

LAS GARANTIAS DE SERVICIO (QoS) SON MENOS IMPORTANTES DE LO QUE SE PIENSA

8. ¿Deberíamos adoptar una política legislativa de neutralidad en Internet?

Los que busquen aquí una medida legislativa concreta se sentirán decepcionados. La cuestión de la neutralidad es más compleja y sutil de lo que creen la mayoría de los partidarios y opositores. Los partidarios de la neutralidad tienen razón al temer que los ISPs, que tienen razones y medios para ello, pueden discriminar en formas difíciles de reparar. Los opositores tienen razón al decir que la aplicación de las reglas de la neutralidad es difícil y propensa al error. Ambas partes tienen razón cuando afirman que una decisión errónea en este ámbito puede tener efectos colaterales indeseados y dañar el desarrollo de Internet.

Hay un buen argumento técnico a favor de no hacer nada de momento y permitir que la situación se desarrolle. La situación actual, con la cuestión de la neutralidad en el orden del día de Washington pero sin reglas todavía adoptadas, es en muchos sentidos la ideal. Los ISPs, sabiendo que su discriminación contribuiría a hacer que la regulación parezca más necesaria, se comportan de la mejor manera. Y, sin reglas sobre discriminación, no tenemos que hacer frente a las difíciles cuestiones de su delimitación legal y aplicación. La protección de una regulación severa tendría el riesgo de efectos colaterales y la protección de una regulación cosmética removería la amenaza de la regulación futura. Es posible mantener la amenaza de la regulación y dejar la cuestión sin solución concreta por el momento. El tiempo nos enseñará más acerca del tipo de regulación necesaria, si es que alguna finalmente lo es.

Edward W. Felten

Traducción de Guillermo G. Ruiz Zapatero.
Abogado.
http://gruizlegal.blogspot.com/

Esta obra de traducción está bajo una licencia Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 España de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/ o envíe una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA.

 

Notas

iSe trata de una ilustración del principio del “mejor esfuerzo”, una de las decisiones de ingeniería que hicieron posible Internet. El protocolo de Internet realiza su trabajo para entregar cada paquete con prontitud, pero no ofrece ninguna garantía de entrega. Corresponde al software de los ordenadores terminales detectar los paquetes rechazados y recuperarlos. El software de tu ordenador puede, y probablemente lo hace a menudo, recuperar los paquetes rechazados.

iiAl hacer la analogía , no invoco ninguna clase de equivalencia moral entre la discriminación en el empleo y la discriminación en la red. Sería ridículo: los paquetes no son personas. El objeto de la analogía es mostrar simplemente que las reglas anti-discriminación plantean cuestiones muy difíciles en su aplicación.